Mal 1:11 Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre entre las naciones; y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia, porque grande es mi nombre entre las naciones, dice Jehová de los ejércitos.
Hay un fenómeno impresionante y difícil de creer que se venía dando en la dinámica del altar y en la actitud del sacerdocio al presentar las ofrendas y sacrificios del pueblo.Una de las labores vitales que desarrollaban los sacerdotes era la de ser representantes del pueblo ante Dios; por ende a ellos les correspondía traer las ofrendas y sacrificios del pueblo y presentarlas delante de Dios. Era su responsabilidad revisar los animales que la gente presentaba como ofrenda. En dicha revisión los sacerdotes debían asegurarse de que los animales pasaran los estándares de calidad, ya que Dios demandaba que debían ser animales sin defecto alguno y con una perfección absoluta. Por tal razón la gente con un corazón correcto iba a su rebaño y seleccionaba de los primogénito, los animales más saludables y perfectos para traerlos a Dios como su ofrenda.
Sin embargo, hay una decadencia y un corazón enfermo, tanto en el pueblo al traer ofrendas defectuosas, como en un sacerdocio que perdió el celo por la calidad de las ofrendas.
Esto fue toda una pesadilla, pues las ofrendas que se presentaban en el altar eran animales ciegos cojos, enfermos y hasta robados. La mediocridad de los sacrificios era el reflejo de un pueblo y un sacerdocio que dejaron de honrar a Dios y de valorar el altar donde se adoraba.
Son tan mediocres sus ofrendas— reclama el Eterno— que ni siquiera sus príncipes aceptarían un regalo de tan baja calidad. ¿Creen que les daría gracias por una ofrenda imperfecta como las que me están trayendo? Pregunta Dios, y continua: Desde donde sale el sol hasta donde se oculta, se honra mi nombre entre las naciones. En todo lugar se quema incienso para honrar mi nombre y se hace ofrenda pura, porque mi fama es grande entre las naciones; acaso creen que yo deba
recibir con gusto sus desagradables ofrendas.
Me estremecen las palabras de Dios al sacerdocio: Ustedes me caen mal. Maldito sea el tramposo que, teniendo un macho aceptable en su rebaño, se lo dedica al Señor y luego le ofrece un animal mutilado!
Porque yo soy el Gran Rey —dice el Señor Todopoderoso—, y temido es mi nombre entre las naciones; Cómo quisiera que alguno de ustedes clausurara el templo, para que no encendieran en vano el fuego de mi altar! No estoy nada contento con ustedes —dice el Señor Todopoderoso—, y no voy a aceptar ni una sola ofrenda de sus manos.
Asegúrate de que tu ofrenda sea perfecta, sin defectos y que ella represente lo mejor que tienes para sacrificar, al venir delante del altar.
Asegúrate de que tu ofrenda hable de un corazón que reconoce la grandeza y la honra que Dios se merece como el Rey más alto y sublime.
Asegúrate de que sea el fruto de un corazón, con una actitud de temor, reverencia, amor, disposición y reconocimiento a quien adoras.
Asegúrate de presentar una ofrenda a la que no le falta ningún elemento, que sea completa, lo más valioso que tienes para dar, con el más alto nivel de excelencia.
Asegúrate que tu ofrenda supere los estándares de calidad que Dios pide.
Un genuino adorador siempre ofrenda en altar lo mejor que tiene para dar.
Pastor Minor Ceciliano
Comunidad Internacional de Adoradores
Estableciendo Adoracion en las Naciones
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Tel:(506)2230-1470