Sal 51:17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
Los últimos días han sido sumamente difíciles, la experiencia muy dolorosa después de haber fallado y pecado contra Dios en un acto de adulterio, entretejido en engaño y mentiras que pretendían ocultar las íntimas debilidades de un hombre que a pesar de amar a Dios tenía áreas en su vida sin resolver. Pero todo su engaño y su pecado oculto, ha salido a la luz, ha sido confrontante y vergonzosa la experiencia.
Sin embargo en medio de lo duro de la situación es evidente que el amor y la misericordia de Dios es fiel para un hombre al que Dios ama y en quien tiene su afecto.
En un proceso de siete días tirado en tierra, sin comer nada, clamando a Dios, desnudando un corazón urgido de una intervención divina, y suplicando el perdón. Después de confesar su pecado y derramar su alma en presencia de Dios, David llega a una maravillosa conclusión: Un espíritu quebrantado es el más alto sacrificio ante Dios; Un corazón contrito y humillado jamás será rechazado por Dios.
Qué extraordinaria revelación, le ha devuelto la esperanza a David. Ha llegado a entender que el mayor deleite de Dios no está en los sacrificios de animales que se le ofrecían cada día; el mayor deleite y satisfacción de Dios es un corazón humillado y quebrantado.
Un corazón quebrantado es uno que ha sido triturado en pequeñas partículas, es un corazón molido hasta convertirse en polvo, es como una roca pulverizada. El quebrantamiento es el final de la voluntad propia, te lleva a despojarte de la confianza en ti mismo, en ese punto ya has renunciado a vivir una vida en independencia de Dios.
Un corazón contrito ha sido tratado, aplastado y llevado a una condición de sensibilidad, es un corazón ablandado y por lo tanto tiene la disposición para ser tratado por Dios sin que proteste por el método que Él decida usar.
Quebranto y humillación, dos cualidades de un corazón que Dios acepta con sumo agrado, es una ofrenda que Él nunca rechazaría, ninguna otra ofrenda o sacrificio tiene mayor valor que éste, un corazón en esta condición es delante de Dios uno de los actos más valiosos y hermosos de adoración que alguien pueda ofrendarle.
Nuestro reto al acercarnos a Dios es hacerlo con un corazón molido, sensibilizado, humillado, dispuesto. Un corazón que no pone resistencia, que colabora, que depende de Dios, que se ha rendido. Es un corazón sin dureza, sin orgullo, en el cual no hay soberbia ni altivez. La gente con un corazón así son la satisfacción y el gozo de Dios, esa es gente a la que Dios se acerca.
Sal 34:18 Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; Y salva a los contritos de espíritu.
Un corazón humilde y quebrantado es una ofrenda que Dios acepta con agrado
Pastor Minor Ceciliano
Comunidad Internacional de Adoradores
Estableciendo Adoracion en las Naciones
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