Heb 11:6 Nadie puede agradar a Dios si no tiene fe. Cualquiera que se acerque a Dios debe creer que Dios existe y que premia a los que lo buscan.
La adoración es un acto de honra a Dios con una profunda motivación de agradarlo en todo. Es por eso que la duda, el afán y la ansiedad no deben encontrar lugar en nuestro corazón, pues son actitudes que manifiestan desconfianza en Dios, en sus palabras y en sus promesas, lo cual afecta nuestra relación con Él.
El escritor de Hebreos declara que es imposible agradar a Dios cuando tenemos carencia de fe. Cuando caemos en una actitud de preocupación, de afán y duda que nos gobierna, manifestamos con ello un corazón que ha dejado de confiar en Dios lo cual constituye un pecado ante Él.
La fe es una certeza absoluta, una confianza arraigada en Dios que no deja lugar a la duda. Es una convicción que te permite ver más allá de lo que ven tus ojos, de tu entorno, de tu realidad presente. Te lleva a creer con firmeza en Dios, a esperar en Él, a no dejarte influenciar por factores externos, sencillamente Dios se convierte en tu única y absoluta verdad.
Cuando has logrado conocer a Dios a profundidad y sabes quién es Él, conoces su poder, lo has abrazado como tu padre, como aquel que va a suplir todo lo que necesitas, el que camina contigo, el que no te abandona, el que permanece fiel. Cuando llegas a ese punto, no importa lo que estés pasando o lo difícil de tus circunstancias, siempre tendrás una actitud de alabanza y de confianza que traerá honra al corazón de Dios.
Es necesario que te acerques a tu Padre con un corazón rebosante de fe y de una confianza que no es modificada por las circunstancias adversas. No importa la grandeza de las dificultades o las tribulaciones que están a tu alrededor, tu fe es inamovible, nada te puede robar tu paz, nada te puede perturbar o desenfocar porque sabes quién está en control de tu vida, quién tiene cuidado de ti, quién está pendiente hasta de cada cabello que cae de tu cabeza. Sabes quién es tu proveedor, tu sustentador, tu amparo en medio de la tribulación, tu fortaleza, tu padre que te lleva en sus hombros, el que te levanta y te ama con amor eterno, el que camina contigo de noche y de día, el que premia a los que le buscan con fe.
Bendito el que confía en Dios y cuya confianza está en Él. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto. Qué afortunado el que se apoya en Dios.
No hay nada tan determinante como creer firmemente en tu Padre, sostenerte en Él, esperar en Él y mantenerte en una firme actitud de fe pues con ello conquistas su agrado y complacencia.
La fe es una expresión de adoración que conquista el agrado de Dios.
Pastor Minor Ceciliano
Comunidad Internacional de Adoradores
Estableciendo Adoracion en las Naciones
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