“El sabio de corazón habla con prudencia, y a sus labios añade sabiduría. Las palabras amables son un panal de miel; endulzan el alma y sanan el cuerpo.” Proverbios 16:23-24
Cuando interiorizamos la palabra de Dios en nuestra corazón, esta influye sobre nuestra conducta y nuestras conversaciones. La dulzura y la medicina que tales palabras pomueven en nuestra vida son deseables, nos ayudan en nuestras relaciones interpersonales y tambien encontramos en ellas sanidad para nuestro cuerpo y alma, se convierten en medicina para nuestros huesos.
Pídele ayuda a Dios para que de tu boca solo salgan palabras prudentes, que declaren bendición sobre otros y tú mismo, que tus acciones y también tus palabras sean un reflejo consistente de su amor y poder.
Kenneth Madriz